Ruta de Queixoiro o Forno do Bolo

Adentrarse en la hermosura de un bosque, con riachuelos que nos regalan bellas cascadas, que están inscritas en el catálogo gallego de humedales protegidos, curripas y castros, además del variado patrimonio que poseen las aldeas de A Fonsagrada, se ve demostrado en sus rutas, como la ruta de Forno do Bolo, con sus Seimeiras, zonas recreativas y árboles centenarios, serán tu compañía, en esta fabulosa ruta.

Bien señalizada y de fácil acceso.

Accesos

La carretera LU-530 nos lleva desde Lugo hasta A Fonsagrada, donde tomamos la carretera LU-701 y a 4 kilómetros vemos la desviación a Queixoiro, continuamos como 200 metros del pueblo, hay un aparcamiento y es donde comenzaremos el recorrido de una ruta sorprendente e impresioante en Terras de Burón, Reserva de la Biosfera-

Información de la ruta

Distancia: 4,200 Km.
Duración: 2 horas aproximadamente.
Tipo de recorrido: circular, con salida y llegada en el aparcamiento.
Dificultad: baja, con desnivel medio aproximado de 140 metros.

http://es.afonsagrada.org/pdis/ruta-forno-do-bolo

Descripción de la ruta

Comenzamos esta fascinante ruta, en el aparcamiento, a 200 metros del pueblo de Queixoiro, por un sendero donde los pinos nos dan su aroma, mientras vamos hacia el arroyo de Tronceda, bordeándolo por un pequeño puente y llegando a un bosque de castaños con corripas, siempre sorprendiéndonos en cada paso, los colores intensos que nos rodean.

Seguimos por las orillas del río y vemos como se uno al río Queixoiro, aportando más belleza al lugar.

Nuestros pasos continúan y nuestros ojos se iluminan al ver la primera cascada, nuestros pies parece que no quieren dejar tan lindo sitio, pero seguimos al lado de las aguas cristalinas y con el bosque casi mágico, cuando nos paramos ante la segunda cascada, con dos castros coronándola, pero que no visitaremos en esta ruta, otra imagen idílica,de la cúal debemos partir, para dar comienzo al camino de vuelta.

Mientras los pies caminan, las vistas a cada lado son para no olvidar, y las sensaciones que se viven, unos recuerdos que tienen vida, y así, el final del trayecto, concluye en el punto de partida.